23.8.14

Vales mil.

Te veo a diario, estás en cada rostro, en la calle, en los taxis y transportes públicos, en la panadería, estás hasta en el banco, es inevitable toparme contigo.

Me saludas por las mañanas y me das las buenas noches, estás en la oficina, en el seven y en los tacos, te encuentro en el italianis y seguro vas al mens club o al ladies night, te topo en el aeropuerto, en el mercado y sales en las noticias ¿como no notarte y saber que eres tan parte de mi? 

Hasta has de ir a misa, pero no lo sé, eso no te lo manejo.

Me has acompañado toda mi vida, fuimos juntos a la escuela y pasamos momentos muy agradables, en una de esas, hasta tuvimos que ver, hasta clases me llegaste a dar.

Hoy solo me basta con subir al metro bus o al taxi para que me platiques de [dices tú] tus viejas y de tus sueños, a veces camino junto a ti y veo como le mientas la madre al policía que te detuvo por beber en la vía pública, yo se que puedes estar de acuerdo o no, pero hoy, es ilegal, todo es cuestión de opinión, así como opinas negativamente de que te lleguen multas a tu casa, y si te cuestiono acerca de tu conducta de manejar a mas de 90 km/h en el segundo piso del periférico me dices “se, la neta seeeee” y te ríes.

Me meto a veces al internet para ver como agregas personas solo para coleccionarlas como si fueran tazos y te diviertes subiendo a tus redes sociales fotos tomadas con tu celular de la chavita con el escotazo que te topaste en el micro y fotografiaste sin permiso, me divierto cuando mandas tus imágenes a “primero noticias” y te sientes famoso, es genial encontrarte en el estadio y observar tu catarsis en cada gol.

Cuando voy al súper, estás haciendo fila en la línea rápida de máximo 20 productos pero tu carrito esta lleno y vas leyendo una revista que no compraras, pero te sirve para ignorar el explicito letrero. A veces ni es necesario salir, tú eres el que me manda mensajes o correos platicándome de ti y de tus sueños y desgracias.

Me dejas escuchar tus conversaciones a través del nextel, que se que es de donde trabajas, pero presumes como tuyo, y a pesar de tener las manos libres, nos compartes tus experiencias de fin de semana por el altavoz.

Me gusta saber que compraste un CD nuevo afuera del metro porque te ves entusiasmado cuando le subes a tu estéreo, y aunque me veas al celular, insistes en el volumen y cuando viajamos en metro, la misma avidez te hace siempre conseguir un lugar, y además, nunca pierdes el estilo porque nunca te quitas las gafas de sol.

Así que, copiare una de tus frases y “tú, muy bien, ¡vales mil!”

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